Hasta Cuanto Puedes Aguantar una Relación.

Son muchas las personas que en su afán de mantenerse sólidas dentro de una relación, procuran al máximo estar con una persona que es incapaz de aportar algo fructífero a la relación. Seguir encaminando esfuerzos infructuosos hacia una relación que se desploma día con día.

¿Te ha pasado alguna ves, que sientes que haz dado mucho de ti?, ¿Haz sentido que la otra persona jamás valoró lo que hiciste por ella?.

Por muy curioso que parezca, la persistencia dentro de las relaciones son sanas, cuando estas cuentan con la participación activa de las dos personas, y no solo de una sola, muchos hombres no solo comprometen su tiempo en una relación sin futuro, sino más bien comprometen la vida misma encaminada a seguir dando vida a una relación que ya despide olor a muerte.

Modelos Mal Empleados.

Muchas veces se nos ha inculcado a ser persistentes y a sufrir por amor mismo, aún comprometiendo nuestra propia salud, goce y satisfacción, esta nueva sociedad fundida en las creencias de la máxima autosatisfacción llega a confundir grandemente a cada ser humano, dejando opacado cualquier intento de equilibrio.

Un hombre, creyendo que una relación, por el solo hecho de no satisfacerle, decide abandonar a su pareja, sin participar activamente en la relación, por el otro lado tenemos a otro hombre, que se ha sacrificado enteramente por preservar la relación.

Por curioso que parezca, este tipo de conductas se ven claramente reflejadas en la conducta no solo sentimental de esta misma persona, sino también se forma un mero hábito en campos vitales de la misma.

Un hombre que es susceptible a no sentirse a gusto en un empleo, tenderá a abandonar a aquel empleo que para él no representa una satisfacción total, donde el mismo no deba participar activamente en la relación laboral.

Por otro lado tenemos a aquel hombre que se a ferra grandemente, a una relación sentimental, que el resultado en su vida laboral se traduce al miedo de perder su empleo, y hasta aceptar malo tratos por no creer en que tiene la capacidad de salir adelante, aún cuando el éxito de su propia vida, conste de abandonar su empleo.

Participación Activa.

Las relaciones sentimentales deben gozar de participación activa de hombre y mujer por igual, es decir una participación en donde el afecto, la comunicación, el placer, el disfrute, la armonía, etc.

Deben ser trabajadas a diario, trabajadas desde un principio en la relación. Formulando las bases que serán necesarias para la preservación mutua de la relación.
Sin efectos de herir a la otra parte, sino más bien preservar y cuidar juntos una misma relación que guarda un interés en común.